En varias ocasiones, los cementerios son
lugares que suelen destacarse
por diferentes motivos, entre ellos la antigüedad, su original arquitectura
y las distintas personalidades que están sepultadas en cada uno de ellos.
Por lo tanto, es que en este número voy a
contarles acerca de la historia
del Cementerio de Olivos, un lugar interesante de nuestro partido, ya que
no solo lo conoce la gente del barrio, sino que también a nivel nacional.
Con respecto a su construcción, las primeras evidencias son del 8 de
enero de 1907, un año después de la creación del primer gobierno
municipal, cuando el Honorable Concejo Deliberante (H.C.D) toma la
decisión de incluir en el pago de los impuestos una parte de la tarifa,
la cual pueda ser utilizada en la construcción del cementerio local.
Asimismo, hay una nota del 25 de febrero de
1907 que estaba firmada
por el presidente del H.C.D y sus secretarios Sres. Guillermo Mansón
y Tomás Puccio, donde se notificaba al Intendente que los vecinos
Natalio Querido, Carlos Deprati y Moisés Molteni habían sido elegidos
para participar en algunas actividades relacionadas con la obra.
Sin embargo, el 22 de marzo de 1907 la
ordenanza N°7, autoriza a la
comisión ya antes mencionada, a aceptar la oferta que realizó Mariano
Rodríguez, casado con Emilia Pelliza (hija de Mariano Pelliza, que fue
uno de los primeros propietarios de tierras que tuvo Olivos) de 10.000
varas de tierra a $0,40 la vara pagadera y la otra mitad durante un año.
De todos modos, según datos aportados por el
investigador Dr. Julio
Luqui Lagleize, no se encontraron registros que hagan referencia a
su inauguración, pero si existían dos expedientes de permiso para
poder construir monumentos funerarios, fechados en el año 1909.
Entonces, con esto nos podemos dar cuenta que
el Cementerio
de Olivos ya estaba construido antes de ese año y que además
cumplía funciones como tal, las cuales después se ampliaron.
No obstante, con el correr de los años fueron
ocurriendo diferentes
hechos en la historia de este lugar. Uno de ellos, es que de acuerdo a
la primer ordenanza general de cementerios del 15 de enero de 1913,
los nichos se alquilaban por 10 años y ningún cuerpo podía inhumarse
antes de las 24 horas del fallecimiento ni luego de cumplirse 36 horas.
Incluso, también el Cementerio de Olivos tuvo
muchos cambios desde
el punto de vista edilicio, ya que por propias cuestiones de la población,
su construcción fue modificándose a medida que fue pasando el tiempo.
Esto se debe a que en el año 1914, sólo tenía
una cuadra de frente
sobre Mariano Pelliza, entre Fray Justo Sarmiento y Pedro Goyena,
por una cuadra en sentido al sur. Después en 1935, se agregó otra
manzana hasta O’Higgins y ya se habían hecho 5000 inhumaciones.
Luego en 1940, se incorporó una manzana más
hasta la calle Rosetti
y se construyeron: la capilla con su respectivo atrio, las oficinas de la
administración y anexos e incluso se reconstruyó el viejo paredón, y
en 1964, se extendió la superficie hasta la que se conoce hoy en día.
Otro dato no menor, es que al encontrarse
cerca de la Quinta de
Olivos, el Cementerio de Olivos cuenta con el honor de que tres
ex Presidentes de la Nación, descansan en él. Los mandatarios
son: el Dr. Roberto M. Ortiz; Ramón S. Castillo y Arturo Frondizi.
Además, en él se encuentran varias
personalidades importantes
como lo son Atilio Deprati, Roberto Uzal y José Adolfo Burman,
que a su vez todos fueron ellos intendentes de nuestro partido.
También están sepultadas algunas personas de
renombre como
Salvador Mazza (investigador del Mal de Chagas); Juan Michans;
Ricardo Rojas, Hugo del Carril; Juan Carlos Altavista, entre otros.
Por
otra parte, su horario como consecuencia de la pandemia
por Coronavirus puede llegar a tener unos cambios, entonces
lo más recomendable es comunicarse llamando al 4790-1059.
Finalmente, a modo de conclusión espero que hayan
conocido parte
de la historia de este lugar importante del partido de Vicente López,
el cual se encuentra ubicado en la calle Mariano Pelliza 3100.
(*) Parte de la redacción de este artículo proviene de lo
extraído del libro de Cristina Mirabelli, El barrio de Olivos y
La Lucila, 3era Edición, Olivos: Del Camino del Bajo, 2007.
Octavio
Arrosamena Daners
Redactor y editor de artículos
octavioarrosamena@hotmail.com