viernes, 3 de julio de 2020

Historia de la Quinta presidencial de Olivos

Pasar cerca de ella, ya sea caminando, en tren o colectivo nos deja asombrados por su tamaño y con las ganas de conocer más acerca de la cantidad de historias que hay en ella. No obstante, para saber un poco más sobre la historia de la residencia oficial y segundo lugar donde el presidente argentino lleva a cabo sus funciones cuando no se encuentra en la Casa Rosada, debemos remontarnos a sus orígenes.

El primer propietario de esta impresionante vivienda fue Rodrigo de Ibarola y las primeras divisiones de la tierra, manteniéndose parte de ellas en su formato original, fueron llevadas a cabo por Juan de Garay en 1580 (año de la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires). Sin embargo, su dueño más destacado fue Miguel de Azcuénaga, militar y político argentino, que formó parte de la Primera Junta de Gobierno patrio ocupando el cargo de vocal a los 55 años de edad.


Una vez ya fallecido Azcuénaga en 1833, la propiedad pasó a manos de su hijo Miguel José quien decide hacer reformas. Entre ellas diseñar la casa que se encuentra en la actualidad con el aporte de su amigo, el pintor y arquitecto Pridiliano Pueyrredón, además de construir una cabaña para poder criar animales. Luego de morir y al no tener hijos, la casa pasó directamente a pertenecerle a su sobrino Antonio Olaguer Feliú y Azcuénaga, que era ciego y muere en 1903, dejándole la casa a su sobrino y ahijado Carlos Villate Olaguer.

Se puede decir que Villate era un claro modelo de lo que se podía llegar a considerar un “dandy”, dado que contaba con ciertas características que lo hacían un hombre muy elegante: viajes de forma constante a París, buen mozo y sobre todo refinado, pero lo que más resaltaba en él, eran sus visitas a la chacra de Olivos (actual quinta) dejando su yate anclado en la costa. En 1918, Villate muere a los 46 años y en su testamento, que fue escrito en 1901, deja como herencia al estado argentino la antigua cabaña, pero con la condición de que ésta sea utilizada como residencia de los presidentes durante los años de su mandato.

De manera que, el 30 de septiembre de 1918, por resolución del poder ejecutivo nacional firmado por el presidente Hipólito Yrigoyen (aunque éste solo visitó el lugar en una ocasión) la primera persona en ocupar la Quinta de Olivos fue Honorio Pueyrredón cuando toma el lugar de Yrigoyen, aunque solo lo haría de forma simbólica, de igual forma que ocurriría más tarde con el próximo presidente (Marcelo T. de Alvear).

También es importante destacar que el general Agustín P. Justo en 1933, luego de que la Quinta estuviera unos años “abandonada”, decide crear dentro de ella una colonia de vacaciones, la cual se llamó “Colonia de Vacaciones para Niños Débiles Gral. José Francisco de San Martín” y llegó a tener hasta 3500 niños. Además de la colonia de vacaciones, Justo realizó cambios, como la instalación del alambrado, adornar el parque, reformar el edificio, poner baldosas en las veredas, plantar jacarandás en Avenida del Libertador, entre otras cosas.

Pero no solamente el general Justo hizo reformas, ya que en su momento el presidente Juan Domingo Perón entre los años 40 y 50 del siglo XX decide la construcción de distintas instalaciones para el uso de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES): canchas de vóley y de fútbol, un puerto polideportivo, un anfiteatro y una pista de atletismo. A pesar de ello, Perón no vivió en la Quinta y decidió quedarse en el Palacio Unzué, ubicado en Avenida del Libertador y Austria, lugar que luego fue derribado al producirse la Revolución Libertadora, en 1955.

Sin embargo, el primer presidente constitucional que habitó la Quinta de Olivos en compañía de su familia fue Arturo Frondizi y casi sin darse cuenta, el destino llevó a que los militares que estaban de su lado lo derrocaran, dado que el 18 de agosto de 1961, Frondizi se reúne con el Che Guevara y eso genera cierta irritación entre los uniformados y su levantamiento contra del orden constitucional.

Finalmente, a modo de conclusión se puede decir que pese a que han pasado gran cantidad de presidentes argentinos, el único de los que vivieron allí y murió en ella hasta ahora fue Juan Domingo Perón, ya que éste falleció el 1 de julio de 1974, cuando aún se encontraba en el cargo de Presidente de la Nación. Es por eso que la Quinta Presidencial de Olivos, además de ser declarado “lugar histórico nacional“ es un sitio que pertenece al patrimonio histórico- emocional de cada argentino.

Octavio Arrosamena Daners
Redactor y editor de artículos

octavioarrosamena@hotmail.com